Medusa fue una hermosa sacerdotisa de Atenea que, según el mito, fue violada por Poseidón en el templo de la diosa. Como castigo, Atenea la convirtió en una gorgona, transformando su cabello en serpientes y dándole una mirada que convertía en piedra a quien la viera.

Casandra, princesa de Troya y sacerdotisa de Apolo, fue bendecida con el don de la profecía, pero maldita por el mismo dios para que nadie creyera en sus visiones. Aunque predijo la caída de su ciudad y su propia tragedia, fue ignorada y considerada loca. Su historia simboliza la voz silenciada de las mujeres a lo largo del tiempo: tener razón, pero no ser escuchadas.

Aracne fue una joven tejedora famosa por su talento, tanto que se atrevió a desafiar a la diosa Atenea en un duelo de tejidos. Mientras Atenea tejió escenas que glorificaban a los dioses, Aracne representó sus errores y excesos. Aunque su obra fue perfecta, Atenea, furiosa, la destruyó y castigó a Aracne transformándola en una araña, condenándola a tejer por siempre.