Medusa, ¿Una victima o una villana?

Uno de mis mitos favoritos es el de Medusa. Tal vez sea porque tengo una inclinación hacia las tragedias, esas historias que nos muestran la crudeza del destino y la fragilidad de la justicia.

Según Ovidio, en su obra Metamorfosis, la historia de Medusa es una de las muchas transformaciones que pueblan la mitología griega. Medusa era una sacerdotisa del templo de Atenea, y su belleza era incomparable, especialmente su cabello. Irónicamente, esa misma belleza atrajo la atención de Poseidón, el dios del mar y los terremotos.

Una de las razones por las que me fascinan las mitologías antiguas es que los dioses no son necesariamente seres bondadosos; cometen actos terribles y, a diferencia de los humanos, lo único que los separa es su inmortalidad y su poder. Esto me hace reflexionar: si tú fueras un dios, ¿qué harías con ese poder?

El mito cuenta que Poseidón abusó de Medusa en el templo de Atenea. La diosa de la sabiduría nunca tuvo una buena relación con su tío, por lo que este acto debió de ser una grave afrenta para ella. Sin embargo, en lugar de castigar a Poseidón, Atenea castigó a Medusa. En un acto cruel y desolador, la transformó en un monstruo, convirtiendo su hermoso cabello en serpientes y condenándola a una soledad eterna. Cualquiera que se atreviera a mirarla se convertiría en piedra.

Así, Medusa se convirtió en una gorgona, un ser mitológico temido por su capacidad de petrificar con la mirada. Según algunas versiones, Medusa no era la única gorgona; tenía dos hermanas inmortales, Esteno y Euríale. Sin embargo, a diferencia de ellas, Medusa era mortal. Esta diferencia la hacía única dentro de la mitología y, de cierta manera, aún más trágica.

Imaginar este destino es devastador. Atenea pudo haberla convertido en un monstruo y nada más, pero en su castigo también la aisló completamente del mundo. Medusa quedó relegada a una cueva, y en la mitología se menciona que, cuando Perseo fue enviado a matarla, encontró en su guarida estatuas de aquellos que, por curiosidad o necedad, intentaron verla. Esto me lleva a pensar: si Medusa hubiera querido, podría haber salido de su refugio y arrasar con ciudades enteras. Pero no lo hizo. Se quedó en su cueva, evitando dañar a quienes no la buscaran.

Existen versiones del mito que afirman que Medusa estuvo con Poseidón por voluntad propia. Sin embargo, me resulta difícil de creer. Medusa era sacerdotisa del templo de Atenea, y en la mitología los dioses eran conocidos por su carácter vengativo. ¿Qué opciones tenía una mujer mortal si un dios decidía poseerla? En un mundo donde los dioses imponían castigos atroces por desafíos menores, es difícil imaginar un desenlace distinto.

Perseo recibió la misión de asesinar a Medusa y, para lograrlo, utilizó un escudo reflectante para evitar mirarla directamente y un casco de invisibilidad. La mató mientras dormía. Su cabeza, aún con su poder intacto, se convirtió en un arma, usada posteriormente por Perseo en múltiples hazañas. Incluso Atenea terminó llevando su imagen en su escudo.

Históricamente, los mitos eran herramientas para transmitir valores culturales. En este caso, la historia de Medusa reflejaba la visión de que una mujer virtuosa debía ser virgen y obediente, incluso cuando su pureza le era arrebatada contra su voluntad. También advertía sobre las consecuencias de desafiar a los dioses. En esa época, el miedo a lo divino era un mecanismo para controlar a la sociedad.

Lo que más me impacta de este mito es lo que ocurre con el cuerpo de Medusa. Ni siquiera en la muerte consiguió descansar, pues su cabeza fue utilizada como un arma. Además, tras su decapitación, de su cuello nacieron Pegaso, el caballo alado, y Crisaor, un gigante. Perseo se quedó con Pegaso, lo que, en perspectiva, es un tanto perturbador: se apropió del hijo de la mujer a la que acababa de asesinar.

El mito de Medusa sigue siendo relevante hoy en día, interpretado como una metáfora de la injusticia y el abuso de poder. Su figura ha sido reivindicada en movimientos feministas, simbolizando la ira de las mujeres que han sido silenciadas y castigadas por crímenes cometidos contra ellas. La imagen de la gorgona ha sido reutilizada en distintas expresiones artísticas, desde la literatura hasta el cine y la moda, convirtiéndose en un símbolo de poder y resistencia.

Pero, ¿tú qué piensas de esta historia? ¿Fue Medusa una víctima del destino o un ser temible que merecía su castigo? Me encantaría leer tu opinión en los comentarios.

Bibliografía: Hesíodo. (s.f.). Teogonía. Universo Filosófico. Recuperado de https://www.universofilosofico.org/wp-content/uploads/2018/02/Teogonia-libro-espanol-Hesiodo.pdf

Ovidio. (s.f.). Las metamorfosis. Pruebat. Recuperado de https://cdn.pruebat.org/recursos/recursos/libros/pdf/Las-metamorfosis.pdf

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